Proyecto europeo sobre los primeros pasos hacia la refrigeración sostenible

En 2019, los sistemas de refrigeración de todo el mundo emitieron tantos gases de efecto invernadero como toda la Unión Europea. Este impacto se debe en gran medida a las frecuentes fugas de fluidos refrigerantes, que representan, por ejemplo, el 30% anual de los fluidos consumidos por las cámaras frigoríficas de un supermercado, según Ademe. Entre los gases más contaminantes que se pierden en la atmósfera se encuentran los hidrofluorocarbonos (HFC), cuyo potencial de calentamiento global es hasta miles de veces superior al del CO₂.

El proyecto FROTSBIT tiene como objetivo desarrollar un sistema totalmente sólido basado en material de transición de espín y está financiado por el Consejo Europeo de Innovación (EIC) a través de su convocatoria de financiación Pathfinder Challenge. FROSTBIT cuenta con un presupuesto de 4 millones de euros para una duración de cuatro años. FROSTBIT cuenta con nueve socios públicos y privados de cuatro países europeos: el CNRS, que coordina el proyecto, su filial CNRS Innovation, la Universidad de Burdeos, la Universidad de Lorena, la Universidad de Tours, TOTAL Energies OneTech en Francia, la Universitat Politècnica de Catalunya en España, la Universidad de Ljubljana en Eslovenia y la Universidad de Kent en el Reino Unido.

Reúne a varios grupos de investigación europeos, combinando conocimientos que abarcan desde la síntesis de materiales mediante procesos de química verde hasta la caracterización de las propiedades barocalóricas de los materiales resultantes. En particular, el Grupo de Caracterización de Materiales del Departamento de Física de la UPC realizará la caracterización de la respuesta térmica de los materiales a los cambios de presión, tanto en forma de polvo como de cerámica.